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Casa Alvarado...casa de los sueños...

 

En esta casa vivieron los abuelos Don Luís Porfirio Alvarado Millapichun y Doña Auristela Maldonado. Ambos llegaron a Ushuaia en el año 1946, desde la isla de Chiloe, en compañía de sus hijos Benedicto, Anselmo y Ángela.

 

En esa época este era un lugar de pocas casas, donde se distinguían las grandes extensiones de tierra que tenían los antiguos pobladores. Muchos sembraban sus quintas y cosechaban lechugas, repollos, zanahorias, pero sobre todo no faltaba la papa. Podemos decir que el cultivo de la tierra era la actividad productiva de muchos inmigrantes.

 

Esta, la Quinta Nº 3O en aquellos años tenia una extensión de 5 hectáreas. 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

En el año 1988 mi madre, Maria del Rosario López hizo las gestiones para que esta casa sea trasladada desde su ubicación original, en la esquina de las calles Fadul y Magallanes, hasta el emplazamiento actual. Permaneció cerrada durante veinte años, esperando que se cumpliera su destino como espacio de arte y memoria.

 

Bajo este mismo techo la abuela Auristela hilaba lana de oveja y tejía medias, amasaba pan y mantenía el fuego encendido de la cocina a leña, donde preparaba los alimentos con productos de la quinta y los animales que se criaban, gallinas, patos, cerdos y algunas ovejas.

 

El abuelo cultivaba la quinta, me gustaba entrar al galpón y ver bolsas y bolsas de papas que almacenaba para consumir con la familia durante el año y también vender a los vecinos. La quinta era tan grande, a veces parecía un universo, se llego a cosechar hasta ochenta bolsas de papas por año. Esperábamos el verano para ingresar a comer las grosellas, parritas, frambuesas y ruibarbos. Entrar al gallinero a buscar los huevos era toda una experiencia.

Hace muchos años, el Municipio intento llevar esta casa al basural, con fundamentos insostenibles, como muchas cosas que en estos tiempos suceden.

 

Hoy la CASA ALVARADO es patrimonio de los niños, es un taller de arte, un lugar para revalorizar y valorizarnos, nos cultiva cada día a quienes trabajamos en este espacio que pudo perdurar en el tiempo y en la memoria de este lugar.

 

La CASA ALVARADO también es un homenaje a los cultivadores de la tierra, que en silencio han formado parte del crecimiento y la identidad de esta ciudad.

 

 

 

Mónica Alvarado

 

Ushuaia, marzo de 2OO7.     

 

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